24 Oct Artículo: Juego sexual y Abuso sexual. ¿Qué hacer y cómo identificar?
Por: Psic. Fabiola Cervantes Chávez
¿QUÉ HACER Y CÓMO IDENTIFICAR LA DIFERENCIA ENTRE JUEGO SEXUAL Y ABUSO SEXUAL?
Existe una marcada diferencia entre el abuso sexual y el juego sexual que es preciso conocer porque ante la exposición de cada uno de ellos la intervención que se ejerce es totalmente distinta y el conocer ofrece otro panorama que permite definir con precisión la manera de orientar a las personas previniendo oportunamente.
Es común que en la consulta se presentan situaciones en donde se consideran ciertas prácticas como un abuso sexual cuando en realidad existe confusión, desinformación respecto al tema acerca del desarrollo sexual en niños y niñas.
Durante la infancia los niños y niñas pasan por diferentes etapas en torno a su desarrollo psicosexual y en cada uno de estos existen comportamientos específicos los cuales van favoreciendo su madurez, misma que marcará un efecto importante también en la etapa adulta. Un ejemplo de esto es que, una de las características principalmente de la sexualidad infantil es la actividad autoerótica es decir, que aún no está dirigida hacia otra persona sino que se satisface prioritariamente en su propio cuerpo, se explora a manera de conocer su cuerpo y las sensaciones de este.
Los juegos que surgen entre niños de la misma edad en ocasiones puede ser la simple exploración, comparación de su cuerpo con el del otro, incluso pueden llegar a presentarse tocamientos en la interacción entre niños y niñas pequeños del mismo género o del género contrario sin el propósito de ninguna de las partes de proporcionarse placer uno al otro, simplemente son movidos por la mera curiosidad de conocimiento propio y el mundo que les rodea y también como actividad lúdica, esto es lo que caracteriza al juego sexual infantil. Por tanto es un juego entre iguales completamente sano y natural, sin ninguna maldad por lo que, es necesario permitir este tipo de prácticas entre ellos, sin frustrarlas sobre todo con comentarios producidos por la sexualidad a veces traumatizada del adulto que en ocasiones no solo reprime sino que vierte en los y las pequeñas las propias frustraciones y percepciones respecto a su propia experiencia.
Dentro de esta actividad explorativa en los niños y niñas encontramos algunos juegos que ellos mismos utilizan a través de los cuales pueden llegar a presentarse las dinámicas antes mencionadas, “los juegos del doctor”, “la casita”, etc. Lo que sí es importante enseñarles a los y las pequeñas en todo tipo de juego a respetar al otro y los límites necesarios para lograrlo, es decir que si en esta interacción con el otro de pronto alguien dice “no” a algo se debe de parar en ese momento, de esta manera también contribuimos a reforzar la autorregulación en los y las pequeñas.
¿Cuándo entonces no se trata de un juego y estaríamos hablando de un abuso sexual?
Cuando un niño o niña somete a otro a realizar algo que este no desea, bajo esta perspectiva se instala una relación de sometedor-sometido y lo que aquí se va a ver reflejado claramente es el uso y abuso de poder de un niño sobre otro. La mayoría de las veces creemos que los abusos suceden en una relación de desigualdad es decir, entre un adulto y un menor de edad, sin embargo esto no es así, pues los abusos se dan en relaciones entre iguales o entre adolescente y un menor de edad. Aunque sí existe una gran diferencia en la intencionalidad de cada uno.
El adulto generalmente va a buscar la gratificación sexual para sí mismo, en el caso de los menores de edad en ocasiones solo buscan repetir las conductas que han vivido y les han obligado a hacer, otras veces replican lo que han visto y en ocasiones el hecho de creer que cuentan con “mucha” información en torno al tema de la sexualidad (que no necesariamente puede ser información adecuada) les hace querer explorar, o el mismo hecho de creer que saben más que otros respecto al tema ya encuentran en esta diferencia un referente para posicionarse por encima de otros y manipularles o someterles. Por supuesto este tipo de conductas de los menores de edad que ejecutan las acciones mencionadas también merecen una intervención especial e individualizada es decir, de acuerdo a cada caso en particular.
Es importante identificar que, algunas veces cuando se llegan a cometer este tipo de abusos probablemente ya existieron otro tipo de abusos que se generaron entre niños y/o niñas y que tal vez se pasaron por alto.
¿Qué hacer entonces?
Es por ello que, se precisa enseñar a niños y niñas a distinguir entre un juego y un abuso, a que aprendan a decir “NO” sin ningún miramiento ante la mínima incomodidad que alguna persona les haga sentir y comunicarlo de inmediato con los adultos de confianza para que estos les indiquen cómo proceder. A cuidar y respetar su cuerpo y el de otros bajo la perspectiva de que a cada persona nos pertenece nuestro cuerpo y somos nosotros los encargados de cuidarlo.
El enseñares a distinguir las caricias que les puedan dar dentro o fuera de su familia y que sí tienen contenido amoroso y de respeto hacia su persona.
De igual manera enseñarles a que no tienen que obedecer ciegamente ni a los adultos ni a sus iguales cuanto estos les piden hacer algo que va en contra de su integridad como personas o que puede dañarlos.
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Marcela Valle
Posted at 06:48h, 04 mayoIntereresante públicación, pero necesito más información.