Artículo: Terapia Centrada en la compasión

“La compasión solo es posible cuando la comprensión está presente”

 

Thich Nhat Hand

 

Hoy en día en el área de la psicología y de las ciencias humanas existen las terapias llamadas de tercer y cuarto orden a través de las cuales se busca generar nuevas propuestas terapéuticas cuyo objeto principal es que la persona descubra que en sí misma existe un gran potencial de recursos que favorecen no solo su desarrollo sino su salud en todos los aspectos.

La psicología positiva dentro de sus mismos principios se enfoca en el cultivo de esos rasgos positivos, el estudio de las fortalezas y virtudes humanas que permiten desarrollar una perspectiva más abierta al potencial humano.

En esta ocasión hablaremos de la compasión cuyo contenido conceptual es más conocido en el ámbito del budismo y la filosofía pero que en los últimos años ha venido permeando más en ciertas disciplinas en donde se trabaja con el dolor y sufrimiento humano.

De suyo, la compasión es un valor humano que implica ya la empatía y la comprensión hacia el sufrimiento del otro sin dejar de verme a mi misma de igual forma ya que, el tener y actuar con compasión implica tratarme y tratar a otros con igualdad y me mueve a hacer algo para contribuir en la felicidad y/o bienestar de los demás y esto solo puede ser posible a partir de que reconozco que en mí yace el amor y que en los demás también.

Es pues un valor que implica no solo conceptos sentimientos y acciones sino todo esto en conjunto y además una mirada clara y auténtica.

Ya desde el hecho de ser personas el actuar de forma compasiva exige mucho de mí y desde el rol de terapeuta la exigencia es mayor más aun esto implicaría actuar con compromiso y profesionalismo con y hacia la humanidad.

La mayoría de las escuelas en psicoterapia creen que la labor terapéutica debería ser llevada a cabo de una forma compasiva, es decir, respetuosa, comprensiva, congruente, en aceptación incondicional del otro, ya que se trabaja con la persona en su totalidad y en ocasiones con aspectos muy sensibles en donde más allá de teorizar y racionalizar a partir del relato de la persona se incluye comprender desde una perspectiva humana y horizontal. Para la persona en cuestión el sentirse cuidado, aceptado y compartir un sentido de pertenencia y afiliación con otros es una condición básica para nuestra maduración psicológica y bienestar.

Ya que, desde el primer momento de intervención podemos conducir a la persona hacia el ejercicio que favorezca la autocompasión.

Esto a su vez esta relacionado con determinados tipos concretos de afecto positivo y con un perfil neuro – hormonal que tiene correspondencia directa  con niveles elevados de endorfinas y oxitocina.

Estimular este tipo de emociones positivas apoyadas por diversos sistemas cerebrales desde la psicoterapia favorece el que las personas puedan ir desarrollando una actitud compasiva hacia sí mismos. De esta manera, en personas cuyas experiencias les ha generado una sensación de culpabilidad y/o vergüenza pueden llegar a encontrar cierta lógica en el hecho de reconocer acciones y prácticas positivas pero aun así dificultad para “sentir” de otra manera.

La propuesta de la terapia centrada en la compasión va a estar orientada al trabajo con:

  1. Los sistemas reguladores de afecto a través de los cuales la persona aprenda a diferenciar y regular los sistemas de amenaza y autoprotección.

 

  1. Aprender a distinguir entre la capacidad de autocrítica y corrección del yo compasivo.

 

  1. La práctica de la compasión pueden crear una sensación de seguridad que ayuda en el desarrollo de la conciencia plena y la empatía.

 

  1. La búsqueda y el ejercicio constante del pensamiento alternativo incluyendo otro tono emocional a lo que me digo  y aquello en lo que pienso, parte de esto implica el ser amable consigo mismo. Desarrollar la “calidez interior”.

 

 

  1. El trabajo centrado en la compasión va a representar una manera de redirigir, tomar el control, de desarrollar la capacidad de moverse hacia los sistemas de emociones y sentimientos que conducen al bienestar.

 

  1. Desde luego, comenzar las prácticas de la compasión requiere práctica y esfuerzo sobre todo cuando los mensajes y actitudes hayan sido conducidos y/o reforzados por caminos opuestos.

 

Psic. Fabiola Cervantes Chávez

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